Por Víctor Sánchez Baños

 

El gobierno federal a través de la Secretaría de Hacienda, entregó al Congreso su propuesta de presupuestos de Ingresos y Egresos. Es austero y tiene como objetivo el lograr un superávit primario (gastar menos de lo que ingresa) y lograr un manejo responsable de la deuda.

Todo ello, dentro de la línea marcada en la disciplina de las finanzas públicas. Este discurso ya no llena las expectativas de los analistas internacionales, así como de las calificadoras de deuda.

En sus últimos análisis, estos grupos son críticos a la política hacendaria que heredó Luis Videgaray a su sucesor en la Secretaría de Hacienda, José Antonio Meade. Los recortes presupuestales son positivos ya que implican ahorros sistemáticos en áreas inútiles o de menor importancia.

La política fiscal y de gasto debe estar enfocado al desarrollo económico del país. Debe estimular al sector productivo e inyectarle a la población recursos para mejorar su nivel de vida. El simple hecho de ahorrar por ahorrar es inútil, sin una estrategia de desarrollo económico.

Usar la economía para quedar bien con organismos internacionales, ya no es suficiente. Urge utilizar la política presupuestal para impulsar el crecimiento del país. México lleva décadas son la economía para el estancamiento

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