Por Víctor Sánchez Baños

Recientemente, el Instituto Mexicano para la Competitividad, que lidera Juan Pardinas, publicó la Encuesta de Opinión Ejecutiva 2018, herramienta con la que el World Economic Forum elabora el Índice de Competitividad Global.

Este índice analiza el desarrollo de micro y macroeconomía, donde se miden indicadores como infraestructura, educación, innovación y dinamismo en los negocios.

La encuesta se nutre de información que proporcionan empresarios mexicanos y extranjeros con operaciones en nuestro país. De esa forma México es evaluado en competitividad, en un universo de cerca de 140 economías, desde Suiza y Singapur (los más competitivos) hasta Mauritania y Yemen (los menos competitivos).

México ha progresado al pasar del sitio 66 en 2010, al 51 en las ediciones del 2016 y 2017, siendo el cuarto mejor posicionado de América Latina, por debajo de Chile (33), Costa Rica (47) y Panamá (50).

El análisis de la competitividad cubre aspectos tan diversos como la flexibilidad del mercado laboral, el marco regulatorio, y aspectos como seguridad, desarrollo tecnológico y nivel educativo de la población

Desafortunadamente, México lentamente logra escalar en la comparación de varias naciones. Se mantiene en pobres niveles debido a que otros países buscan estimular sus sectores productivos mediante estímulos fiscales. En materia de educación, es otro de los factores analizados por los empresarios. Desafortunadamente, el país no avanza lo suficiente y los niños mexicanos no cuenta con los elementos suficientes para ser competitivos en su adultez.

Las naciones que son altamente competitivos, mejoran en educación, seguridad y bienestar social. En México, es muy blanco.

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