Por Víctor Sánchez Baños

En las tablas de mejoramiento de la vida de los mexicanos, siempre nos encontramos a la mitad de las estadísticas a nivel mundial y en los miembros de la OCDE de la mitad para abajo. En pocas palabras, no logramos estar en los niveles de impacto de desarrollo. El país está en la mediocridad, pues.

Recientemente el Foro Económico Mundial, con sede en Davos, Suiza, nos ubica en uno de los niveles más bajo por el poder adquisitivo donde los mexicanos, en la mayoría de los casos, gana poco más de 4 dólares.

Por otro lado, México escaló un peldaño en el Índice de Competitividad Internacional 2017, del Instituto Mexicano para la Competitividad, ubicándose en el sitio 36. Luego de ser calificados en el ICI 43 países, un total de 24 naciones no presentaron cambios en su posición, nueve retrocedieron, y 10 consiguieron avanzar, uno de ellos fue México; sin embargo, de 100 puntos, la calificación de nuestro país se ubicó en 38.4 puntos.

De los diez subíndices que integran el indicador, la economía mexicana subió en seis rubros: derecho, medio ambiente, sistema político, mercado de factores, economía y relaciones internacionales. Sin embargo, se mantuvo en la misma ubicación en cuatro puntos: sociedad, gobiernos, precursores e innovación.

Mejorar no sólo es la responsabilidad del gobierno, sino de toda la sociedad. Dejemos de depositar nuestro futuro en las decisiones burocráticas del gobierno.

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