Por Víctor Sánchez Baños

Durante 2017 se registraron diversos factores que afectaron al mercado de los bienes raíces. El más importante fue derivado del terremoto que afectó cientos de edificios en la Ciudad de México y ciudades del centro del país.

Aunado a lo anterior, la inestabilidad en la paridad peso-dólar, el gasolinazo, la inflación, la incertidumbre y el terremoto, cambiaron las ópticas en cuanto al precio de casas, departamentos, oficinas, plazas comerciales e industriales. En unos casos los precios se desplomaron y otros se dispararon. En pocas palabras, la inestabilidad desfiguró el mercado inmobiliario y, con el cambio de gobierno federal en el 2018, muchos propietarios esperan tranquilidad.

No obstante el crecimiento del mercado del 30% en los últimos tres años y se espera otro 30% en los siguientes 3 años, con una tasa de vacancia al concluir el presente año del 17%.

Según los especialistas, durante 2017 y a raíz de los terremotos en la Ciudad de México se ha registrado un alto porcentaje de cambios de oficinas tipo B a A (de edificios viejos a nuevos con tecnología antitelúrica), aunado a un cambio demográfico que está impulsando a que las empresas quieran tener mejores lugares de trabajo, equipos innovadores y una mayor seguridad, además del wellness, buscando que los empleados tengan espacios laborales que brinden calidad de vida y los corredores con mayor demanda en el próximo año serán los de Insurgentes, Reforma y Polanco.

En el sector industrial terminará 2017 con un 3% abajo de 2016 que fue un año récord. Utilidad mínima, pero al fin utilidad.

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