Por Víctor Sánchez Baños

Conforme avanza la tecnología, las herramientas de la delincuencia se vuelven más sofisticadas y convierten a la comunidad en más vulnerable a perder su patrimonio. En el 2016, por lo menos, 5 millones 376 mil usuarios de la banca fueron víctimas del robo de su identidad o fraude en los sistemas bancarios mexicanos.

A pesar que la Condusef, que encabeza Mario Di Constanzo, mantiene un fuerte dispositivo para detectar este tipo de delitos, es tan grande la cantidad de fraudes que materialmente es imposible defender adecuadamente a todos los usuarios afectados.

El crecimiento de estos delitos crece vertiginosamente. Entre 2015 y 2016, crecieron 33.6 por ciento. En el 2015 fueron 4 millones 23 mil denuncias, que es también una gran cifra que los mismos bancos no pueden controlar.

Las quejas son por: cargos y retiros no reconocidos, cheques mal negociados, suplantación y robo de identidad, y transferencias no reconocidas.

Tanto las instituciones bancarias como las autoridades judiciales, no pueden contener la creciente ola de fraudes cibernéticos y fraudes, a pesar que se han invertido en los últimos 5 años, de acuerdo a la Asociación de Bancos de México, más de 50 millones de dólares. Las pérdidas son por más de 30 mil millones de pesos, de acuerdo a estimaciones extraoficiales.

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