Por Víctor Sánchez Baños

El ingreso de mercancías al, país por los puertos internacionales es simplemente una monstruosidad. Por ejemplo, el puerto de Manzanillo recibe cada año dos millones 500 mil contenedores, y no cuenta con personal suficiente para recibir y revisar casi siete mil contenedores diarios.

La revisión se realiza aleatoriamente y no llegan a checarse ni el 6% del total de la mercancía. A ello se le puede agregar que es muy superficial, a menos que se tenga información de un cargamento ilegal.

Los servicios aduaneros no llevan estadísticas sobre el paso de mercancías y, lo que es peor, la carencia de equipo de alta tecnología para la eficiencia en el paso de los contenedores, es otro obstáculo para convertir en eficiente al sistema portuario.

A pesar que en los últimos años se han modernizado los puertos de Manzanillo, Mazatlán, Veracruz, entre otros, lo real es que no logran la eficiencia que tienen puertos de primer mundo como Los Ángeles o San Diego.

La falta de inversión en sistemas de control de mercancías en los puertos marítimos del país, dejan al país en niveles de vulnerabilidad no sólo en el contrabando, sino en otras actividades ilícitas como el narcotráfico o el terrorismo. Definitivamente, no son temas menores.

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