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A veces hay que estropear un poquito el cuadro para poder terminarlo. Eugène Delacroix (1798-1863) Pintor francés

Por Víctor Sánchez Baños

Inició el proceso de sucesión en la Presidencia de la República, el Congreso federal y 9 gubernaturas. El banderazo lo dio el presidente Andrés Manuel López Obrador. Puso las reglas del juego, para todos los que aspiran a ocupar su puesto.

Aunque suene genérico, para todas las corrientes políticas y partidistas, quien lleva la delantera en la carrera por la sucesión presidencial, es AMLO. Definitivamente, él decidirá quién será el próximo Presidente, como lo han hecho casi todos sus antecesores. 

Desde diciembre del 2018, ha estado enfocado en preparar a quien lo sucederá. Para ello, se enfocó en dar los lineamientos generales; un retrato de quien él desea que sea su sucesor en la Silla Presidencial. 

Requisito indispensable, lealtad de todos sus subalternos, como destacó el 24 de septiembre.

En mayor o menor medida, todos los aspirantes, que él mismo nominó para la candidatura de Morena, y les llamo corcholatas, como Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Agusuto López y Ricardo Monreal, le son leales. Cada uno de ellos, se han sacrificado por impulsar el proyecto de nación que dibuja a diario el Líder del Ejecutivo.

Podrás estar de acuerdo o no con las decisiones presidenciales, pero hay una percepción popular que resalta la inteligencia electoral de López Obrador. Puede tardar lustros, pero logra su objetivo mediante un discurso que alaga a las masas. Su objetivo, reitero, es totalmente electoral.

La línea y los tiempos electorales los marca desde Palacio Nacional, incluso le pone música al baile de la oposición y a los partidos satélites del oficialismo. Todos danzan a ese ritmo y, en especial, los opositores que no entienden la música y pisotean a sus parejas; en otros casos sólo se sientan a escuchar la música.

Mientras AMLO avanza a pasos agigantados, a la oposición se le ve aletargada. Ese sonido del gong morenista, los deja casi inmóviles y les da al oficialismo meses de ventaja. Es más los opositores como PRI, PAN y PRD, entre otros de la chiquillería, ni siquiera se les ocurre marcar territorios donde ellos son gobierno.

La sucesión presidencial, la tiene materialmente “amarrada” López Obrador, pero le quita el sueño que su sucesor no obtenga mayoría calificada en el Congreso, con lo que se verá imposibilitado de hacer cambios a la Constitución.

La ciudadanía está dividida en 2. Es fue la enseñanza de los comicios del 4 de junio pasado tanto en el Edomex, con un cerrado triunfo, en un bipartidismo, de Delfina Gómez, y Coahuila, donde arrasó el PRI, con Manolo Jiménez. 

De ahora en adelante la política sucesoria estará en el desayuno, comida y cena, de 127 millones de mexicanos.

SIGUE la oposición buscando culpables de la derrota, que no fue desastrosa, en el Estado de México. Pierde el PRI uno de los bastiones que tenía controlado en los últimos 90 años. El grupo Atlacomulco, que fundó Isidro Fabela y que fortalecieron las tres dinastías de los “Alfredo del Mazo”, con el clímax presidencial de Enrique Peña Nieto, concluyó para darle paso al Grupo Texcoco, que encabeza Higinio Martínez, y que llevó como abanderada a Delfina Gómez. Veremos una fuerte vuelta a la izquierda, en una entidad muy dividida en dos facciones.

EN COAHUILA, el joven político Manolo Jiménez, deja en el tricolor, de Alejandro Moreno, un bastión ancestral. Hizo una buena campaña, un gobierno del gobernador Miguel Riquelme “aceptable”, y la cercanía de Nuevo León, donde no soportan la izquierda. Una entidad orgullosamente aspiracionista.

DINERO

VENDER Banamex, para el 2025, es una decisión del CEO de Citigroup, Jane Frazer, para disminuir la presión política en México. Dejan pasar el tiempo para vender la banca al menudeo y quedarse con los grandes inversionistas, es una decisión corporativa de “escape”. Pero de que Banamex se vende, se vende.

RESPONSABILIDAD SOCIAL Y GOBERNANZA… AEROLÍNEAS: Aeroméxico, de Andrés Conesa; Volaris, de Enrique Beltranena; y VivaAerobus de Roberto Alcántara, buscan en conjunto reducir las emisiones de carbono. Tienen como meta alcanzar cero emisiones netas de carbono para el año 2050.

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