AL COMPARECER ANTE LEGISLADORES, el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, dijo que las estimaciones económicas para el cierre de este año y el...

Para estar en paz con uno mismo hay que decir la verdad. Para estar en paz con el prójimo hay que mentir.
– Adolfo Bioy Casares (1914-1999) Escritor argentino.

Por Víctor Sánchez Baños

Percepción es realidad, fue la frase que acuño el asesor del Partido Republicano en los ochentas, Lee Atwater, que ahora es considerada una cita de la Geek Philosophy; “modernismo” urbano en la política.

De acuerdo a Ulrik Rasmussen, un estratega de ventas, la describe como el camino para vender un producto, educar a su cliente, ayudar a un cliente potencial, persuadir a un empleado o negociar un contrato. Lo que realmente cuenta, según él, es cómo su “oponente” ve el mundo y cómo impactan sus perspectivas, conocimientos, sentimientos y objetivos, etc., sobre sus decisiones. No importa cuál sea la verdad: para todas las partes interesadas “la percepción es la realidad”.

En política electoral, durante meses, en incluso años, los partidos no edifican una reputación de honradez, disciplina, honor, transparencia, eficiencia y otras virtudes. Construyen una idea de poder y popularidad, que no necesariamente hablan de ideología, ni defensa de las libertades de las sociedades.

A finales del siglo pasado, impulsaron los amantes del poder y el dinero de los pueblos, el neuromarketing político, que llevó a muchos impresentables al gobierno, en varios países, mediante artimañas para llegar a lo más profundo de la mente para obtener el poder.

Dentro del neuromarketing, una de sus herramientas de los partidos políticos en el siglo XXI, son las encuestas. No necesariamente deben ser reales, ni creíbles; simplemente deben convertirse en una plataforma de sus ambiciones. Así, las aceptan e impulsan para crear la idea de que son “populares” y por ello, triunfarán.

Sin embargo, la mayoría de las encuestas no están hechas con rigor académico, ni mucho con bases científicas. Vamos, son los espejos de “Blancanieves” de quien las paga. Siempre les dicen que el pagar es el más bonito, inteligente, popular, notorio, arrasador, sexy, simpático, entre otras virtudes que seguramente carece.

En el actual proceso electoral, surgieron como hongos decenas de empresas que se dedican a hacer encuestas. De acuerdo a quien sea el pagador, le dan a su canidato una ventaja de 30, 20 o 5 puntos. Lo que sea.

Pero, aquí viene el cuestionamiento. Hablan de una elección donde hay 100 millones de electores posibles. Se estima que irá a votar un 65%, lo que representa un abstencionismo del 35%. Serían más 65 millones de electores que acudirán a las urnas el 2 de junio.

Las muestras de las encuestas para 100 millones son de sólo 1,400 personas por teléfono celular. Esto disminuye la efectividad de la muestra y daría un 0.0014% y sólo 44 encuestados por entidad del país. 

La selección de la muestra debe ser con reglas científicas, no a ojo de buen cubero, ni la más barata para obtener más utilidades. El margen de error que dan es de 5% y al analizar las encuestas de las elecciones pasadas en Wikipedia, su margen de error, es hasta de un 30%.

Los resultados son una vacilada; un mal chiste y un insulto a la inteligencia del elector. El INE acepta a casi todas las encuestadoras y sus procedimientos. 

La lluvia de encuestas para mantener una percepción de triunfo o derrota confunde al electorado y lo puede motivar o desanimar a una persona a votar.

Las encuestadoras, aquellas que por ahorrar dinero tienen muestras de chisguete, ponen en riesgo las elecciones y, por ende, la democracia.

EN LA 87 CONVENCIÓN bancaria se trataron los temas políticos y de finanzas públicas, con guantes. Llegaron las dos candidatas a la Presidencia, Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum, a presentar sus plataformas económicas y, como ha ocurrido cada seis años en las vísperas de procesos electorales, fueron amables con los anfitriones. Se comprometieron a no dar sorpresas en el manejo del dinero y por mantener la estabilidad de los indicadores financieros. Sin embargo, en los corrillos de Acapulco, se escuchaban críticas al Legislativo por la forma tan ruin del gobierno de apoderarse de 40 mil millones de pesos, de ahorros de los trabajadores en las Afores. Al final de todo, salió bien librado para el presidente de la ABM, Julio Carranza,

RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA: 

EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey, liderado por Mercedes Poiré, y el Consejo Coordinador Empresarial, de Francisco Cervantes, a través de programas de educación ejecutiva, posgrados e investigación aplicada, la innovación, transformación y sostenibilidad de la empresa mexicana, buscar fortalecer prácticas sostenibles en el empresariado.

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@vsanchezbanos