Por Víctor Sánchez Baños

Por más que traten de justificar el elefante blanco que implica el gasto para mantener un pesado aparato burocrático en el Instituto Nacional Electoral, no puede convencer a nadie.

Al entrevistar a algunos consejeros electorales, todos están convencidos que los comicios podrían abaratarse si los partidos políticos dejaran a un lado su ignorancia tecnológica y aceptaran dos cosas: menos presupuesto para mantener a sus políticos y, lo más importante, el uso de las urnas electrónicas.

Sí, entendemos que existe gran desconfianza entre los dirigentes partidistas de una caída en el sistema como ocurrió en 1988, con el entonces secretario de Gobernación, Manuel Bartlett, ahora flamante director de la CFE con Morena. 

Pero, debemos entender que los tiempos cambiaron y las medidas de seguridad en las redes sociales es mucho mayor a la de ese entonces. Un hecho similar al ocurrido en 1988, tendría implicaciones brutales.

Piden las huestes de Lorenzo Córdova, la nada despreciable cantidad de 12.5 mil millones de pesos para el proceso electoral 2020-2021. Un aumento del 20% La mayor parte para los partidos. Una burla en toda la extensión de la palabra para la política de austeridad republicana.

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