Por Víctor Sánchez Baños

Cuando menos 10 estados están endeudados con sus fondos de reserva de pensiones ya que fueron utilizados completamente. Esto implica presiones financieras ya que cada vez hay menos dinero para destinarlo al pago de trabajadores jubilados. Claro, esto se debe al uso del dinero para el gasto corriente y descapitalizando sus presupuestos. 

Hay alarma en Chihuahua, Baja California y Nuevo León, donde sus gobernantes dejaron un boquete en las pensiones difícil de reparar. Al mismo tiempo, Veracruz y Guerrero, registran tasas de crecimiento muy altas y, en el caso de la entidad gobernada por Cuitláhuac García, comenzará a realizar aportaciones extraordinarias a partir del 2023, ya que crecerán a un ritmo del 55%.

Sólo Guanajuato, Tamaulipas y Jalisco, no realizarán aportaciones extraordinarias, ya que tienen suficientes fondos hasta el 2037, 2029 y 2026, respectivamente. Moodys prevé que en cinco años la situación se extienda para el resto del país. 

Aunque la mayoría de los estados ha implementado reformas de pensiones paramétricas, los pasivos por pensiones no fondeados representan una mediana de 106 % de los ingresos totales, de acuerdo a los estudios, que presentan un panorama pesimista.

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