Por Víctor Sánchez Baños

Una de las empresas del gobierno, paraestatales pues, que vive momentos complicados debido a la falta de orden en sus finanzas, es la Comisión Federal de electricidad, que encabeza Manuel Bartlett.

Independientemente de la crisis financiera, que lleva a pasivos superiores a los 12,500 millones de dólares, no logra transformarse, ni mucho menos modernizarse. Mantiene la estrategia de utilizar combustibles fósiles para sus termoeléctricas, así como el contaminante carbón.

Además, por si fuera poco, la política de energías nuevas y renovables, es letra muerte en el país, fundamentalmente por las empresas gubernamentales.

La CFE necesita cambiar su política energética. Especialmente, deben estimular la creación de empresas alternas del gobierno con energías limpias. Buscar invertir en energía eólica, hidroeléctrica, solar.

Naciones desarrolladas como Alemania, España, Reino Unido, Francia, Estados Unidos, Dinamarca, Finlandia, entre otras impulsar la política de energías limpias y, con recursos fiscales, crean energía que no está ligada ni al contaminante carbón, ni mucho menos a la electricidad tradicional que es dañina a la salud de os seres humanos, sin fronteras, y obviamente al planeta.

No es difícil, sólo es arriesgarse a cambiar y acabar con negocios entre políticos y mineros del carbón.

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