Por Víctor Sánchez Baños

El petróleo ya no puede sostener más la economía, crecimiento y subsistencia nacional, pues ya no representa un futuro viable. Pese a los muchos beneficios que dio en el pasado, hoy estamos urgidos a transitar hacia fuentes de energía renovables.

Fue una apuesta de un pasado contaminante y corrupto para el país, cuyos recursos se están terminando. Cifras oficiales refieren que las reservas petroleras alcanzan sólo para los próximos doce años. México funciona con una matriz energética petrolizada.

Esto nos lleva a un país que padece atraso en la utilización de energías sustentables, no por falta de especialistas ni investigadores, sino de voluntad política.

Para tener un futuro sustentable, debemos cuidar en los próximos 40 años, una tercera parte de las reservas actuales de petróleo, la mitad de las de gas y más del 80% de las reservas de carbón.

Si no vamos rumbo a energías renovables como la eólica, solar, hidroeléctrica, oceánica, geotérmica y biomasa, aniquilaremos el desarrollo del país. Hoy el petróleo debe ser una herramienta para el desarrollo, pero nunca la fuente elemental de nuestra economía, ya que es una apuesta muy arriesgada.

Y, del carbón, debemos olvidarnos por completo. Es el más contaminante de los combustibles y, obviamente, el más dañino a la salud.

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