Por Víctor Sánchez Baños

 

No es cosa menor. Pemex no es propiedad del gobierno mexicanos. Es propiedad del Estado mexicano, que engloba a todos los que nacimos en este país. Por ello, no puede usarse para fines de un gobierno, un partido político o un grupo en el poder.

Esto te lo platico ya que vemos que Andrés Manuel López Obrador, hace ajustes para que él y el director de Pemex, el ingeniero agrónomo, Octavio Romero Oropeza, hagan lo que les de la gana en esa empresa.

Tenemos tristes experiencias en la administración de esa empresa paraestatal, pública, pues. Durante sexenios, desde el gobierno de Lázaro Cárdenas en que se nacionalizó el petróleo por razones geopolíticas que antecedieron la Segunda Guerra Mundial, nuestros políticos la han saqueado de manera inmisericorde.

Muchos han creado fortunas que ni en 20 generaciones se acabarían y podrían pagar la deuda externa mexicana y, si fueran lambiscones con Donald Trump, hasta el muro entre ambas naciones.

Durante décadas muchos mexicanos luchamos desde nuestras tribunas por un Pemex transparente; de acabar con el charrismo sindical y, sobre todo, aniquilar la caja chica de los presidentes en turno. Hoy, con las reformas que busca AMLO, “regresarán las oscuras golondrinas”.

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