Por Víctor Sánchez Baños

 

En los últimos días en el centro del país, precisamente en gobiernos estatales de oposición priista, panista y emecista, se registró un desabasto importante de combustibles que provocó incertidumbre, miedo y malestar entre habitantes del Bajío y el norte del país.

La justificación que dio el gobierno es contradictoria. Por un lado, el presidente Andrés Manuel López Obrador habla de problemas en los ductos y los camiones cisterna; Pemex, en el único boletín que ha enviado en un mes y días, se refiere hasta el huachicoleo como motivo del desabasto de gasolinas e incluso de gas LP.

Asimismo, desde el gobierno, especialmente del piso 44 de la Torre de Marina Nacional, se filtró la información en el sentido que la falta de combustible proviene de acciones concertadas del Sindicato Petrolero que encabeza Carlos Romero Deschamps.

Lo que nos queda claro, ante la falta de información gubernamental, es que la administración morenista ni idea tiene de los motivos, aunque saben que están ligados a las medidas drásticas adoptadas en la Refinería de Salamanca, Guanajuato, después que 3 mil elementos del Ejército tomaron las instalaciones de esa central de distribución de combustibles, para combatir el huachicoleo.

Salamanca, desde el gobierno de Felipe Calderón se convirtió en el centro de operaciones de criminales organizados que, incluso, mataron a decenas de técnicos especializados, supervisores y superintendentes, que se negaron a participar en el saqueo que deja pérdidas anuales superiores a los 3 mil millones de dólares (60 mil millones de pesos), una cantidad que daña las finanzas públicas del país. Ese dinero serviría al gobierno de AMLO para cumplir sus promesas de campaña.

En síntesis, la desinformación, que no habla de los verdaderos motivos del desabasto de combustible, pone al gobierno federal en su tercera prueba donde muchos mexicanos salen dañados.

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