Por Víctor Sánchez Baños

En México existen 138 millones de hectáreas con vegetación forestal, alrededor del 70% del territorio nacional, lo que convierte esa riqueza en el botín de talamontes ligados a criminales organizados a nivel mundial.

De acuerdo a datos de la diputada Yaret Adriana Guevara Jiménez, del Verde, la tala ilegal representa 8% de las causas de la deforestación y, de acuerdo con estimaciones de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la producción de madera ilegal alcanza el 30% del volumen anual autorizado en el país.

Otros datos importantes al respecto. En el Programa Nacional Forestal 2013-2018, la deforestación se da principalmente Michoacán, Oaxaca, Chiapas, Estado de México, Hidalgo, Veracruz, Guerrero, Tlaxcala, Puebla, Morelos, Colima y Durango. Lo que no es nuevo y es un negocio ancestral donde la reforestación es letra muerta.

Concretamente, en Oaxaca se aniquilan 2 mil metros cúbicos de madera al año. Otra cantidad similar se saquea en maderas preciosas, sin una denuncia, en la Mixteca y la Sierra Sur, lo que afecta la biodiversidad de cientos de especies que se extinguen.

Otra fuente de información, Global Forest Watch, establece que México perdió en 2016, 274 mil hectáreas de bosques, debido a que ganaderos y agricultores prefieren acabar con la biodiversidad en Chiapas, Campeche, Quintana Roo, Oaxaca, Yucatán y Veracruz.

Lo más grave es que los gobernantes de esas entidad se hacen de la vista gorda y, muchos sospechan, que también de los bolsillos gordos.

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