Por Víctor Sánchez Baños

En México la producción de leche representa la quinta parte del valor total de la manufactura nacional pecuaria; es la tercera en importancia, superando la de cerdo y huevo, mientras en el mundo el país ocupa la octava posición con una participación de 2.4% en la producción mundial de leche de vaca. Tan sólo, en 2016, se produjeron aproximadamente 11 mil 608 millones de litros de leche, concentrados en Jalisco, Coahuila, Durango, Chihuahua, Guanajuato y Veracruz.

Estas cifras nos llevan a reflexionar sobre la leche que se bebe en el país. Más del 30% es producida por grandes empresas como Lala, Alpura y otras. Sin embargo, en la transformación de los productos llamados leche, deben llevar en sus etiquetas mayor información, especialmente en la cantidad de leche de vaca con la que están elaborados.

El sector es vital para la economía mexicana por su participación en el Producto Interno Bruto nacional, toda vez que la elaboración de insumos lácteos aporta alrededor del 10% del PIB de la agroindustria del país, por su contribución en la canasta familiar y por el número de empleos que genera en la producción de leche.

Y, según la Cámara Nacional de Industriales de la Leche, hay alrededor de 87 mil 445 personas ocupadas en la industria de la leche y derivados, lo cual lo convierte en un sector destacado y necesario para el impulso de la economía mexicana.

Por ello, es fundamental dar mayor cantidad de leche; que sean 100% leche de vaca pasteurizada. Así se cuida la salud de los mexicanos y a un sector fundamental en la economía nacional.

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