Por Víctor Sánchez Baños

Los mexicanos tiramos a la basura miles de millones de pesos anuales. A diferencia de naciones desarrolladas, especialmente en los países escandinavos, que aprovechan hasta el último centavo para obtener energía o productos que son totalmente reciclables, recuperan de la basura hasta un 75%.
Agua, alimento para animales, así como basura orgánica para electricidad, son los beneficios que logran naciones ricas, que en la vejez de sus habitantes, estos reciben una vida cómoda. Este es un mundo diferente a la de los países pobres que dejan al aire libre los desperdicios y se convierten en focos de enfermedades.
No hay conciencia entre la sociedad, empresarios y aquellos que se dicen defensores de los derechos humanos, para la adecuada gestión integral de los residuos sólidos.
México no figura entre los principales generadores de residuos en el mundo, pero es un hecho que éstos se han incrementado. Basta mencionar que se recolectan diariamente entre 86 mil y 100 mil toneladas de basura, lo que aunado a un deficiente manejo e inadecuada disposición final, los convierte en verdaderos focos de contaminación, con un impacto negativo al medio ambiente y a la salud pública.
Todo ello cuesta al país, alrededor de 14 mil millones de pesos en atender la recolección de basura, pagar los depósitos sanitarios, curar las enfermedades derivadas de la contaminación y, por si fuera poco, a las mafias que se han enriquecido con la basura. Estos pueden cambiar, pero se necesita determinación política para acabar con las mafias.
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