Por Víctor Sánchez Baños

Uno de los indicadores que hablan del desarrollo de las empresas es la confianza del consumidor. Sin embargo, en México el consumo se mantiene bajo ante las perspectivas económicas. La prudencia es el factor común ante las recurrentes crisis económicas, pero especialmente ante la perspectiva de un proceso electoral, para el 2018, que pueda convulsionar a la economía.

Los datos más recientes sobre el consumo privado, el crecimiento en las ventas minoristas y una recuperación de la confianza de los consumidores sugieren que las tendencias de consumo en México se han mantenido defensivas ante las difíciles condiciones económicas, sobre todo a principios de 2017. O sea, los consumidores no se arriesgan.

A medida que avanzamos hacia el segundo semestre del año, observamos que el entorno macroeconómico local presenta riesgos a la baja para los consumidores mexicanos, pero se mantienen los riesgos que podrían debilitar las perspectivas de crecimiento a corto plazo de las empresas de productos de consumo y minoristas que calificamos, aunque esperamos que estos emisores conserven su calidad crediticia durante 2018.

Las tendencias de consumo en México enfrentan riesgos a la baja durante lo que resta de 2017 debido al aumento en la inflación, tasas de interés más altas, volatilidad cambiaria y la lenta actividad económica.

El continuo crecimiento del crédito al consumo, los altos niveles de las remesas y una baja tasa de desempleo tienen el potencial de contrarrestar estos riesgos.

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