Por Víctor Sánchez Baños

A penas se reinició la vida cotidiana de millones de mexicanos que vivimos en el Centro de la República. Continúa la sepultura de los cientos de muertos, la recuperación de miles de heridos, y la remoción de los escombros.

Pero, debemos empezar a reflexionar sobre la reconstrucción. Esta será muy costosa para el país. Podríamos hablar de más de 25 mil millones de pesos, un presupuesto similar al que recibe anualmente el Instituto Nacional Electoral, que preside Lorenzo Córdova. Esto es lo que gastaremos los mexicanos para reconstruir puentes, caminos, casas, oficinas, púbicas, escuelas e iglesias.

Los censos de la destrucción en la Ciudad de México, así como los Estados de México, Morelos, Puebla, Guerrero, Oaxaca y Chiapas, no se han concluido y en un mes o quizá un poco más, podremos ver con exactitud el nivel de destrucción de los sismos del 7 y 19 de septiembre.

Ahora, debemos ver las fuentes de financiamiento. Por una parte, se esperan más de mil millones de dólares de instituciones internacionales como el Banco Mundial. Pero, el resto deberá llegar del esfuerzo de los mexicanos. En el presupuesto de Egresos, presentado por José Antonio Meade, secretario de Hacienda, deberá reformarse para establecer mecanismos de ingreso y distribución de recursos para activar a quienes perdieron a un familiar, cabeza ingresos, así como sus propiedades. Ahora, la pelota está en manos de los legisladores, quienes no deben verse mezquinos, ni usar esos recursos con fines electorales.

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