Por Víctor Sánchez Baños

En los últimos meses como consecuencia de incrementos en los precios de combustibles y productos agropecuarios, dispararon la inflación; el costo de la vida. Según los datos de la encuesta oficial, el aumento en los precios se ubicó en 6.6% en la primera quincena de agosto. Ligeramente inferior al 6.7% de junio del 2001.

Antes de irse a trabajar a Estados Unidos, el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens nos deja una inflación al doble de lo esperado. Por ello, sale a declarar triunfalistamente, que le romperá el espinazo a la inflación y la regresará a menos del 3 % ¿Lo hará en 60 días, antes de abandonar Banxico?

Lo dudamos. Pero, Carstens aprendió populismo mejor que el inglés. Aquí los resultados.

Analistas, como los del Banxico, creen que hay tocó el techo la inflación, lo que muchos estiman que podrían darse picos consistentes durante todo el año. Posiblemente el año próximo pueda bajar el costo de los productos básicos, pero esto no significa que bajen de precio, sino que no aumentará más del 6%. Los precios no bajan. Baja la capacidad de compra de los mexicanos.

Si se les ocurre en el gobierno a disparar los precios de las gasolinas o de los bienes y servicios que ofrecen, entonces veremos que las cosas se le saldrán de control en el último año de la administración de Enrique Peña Nieto.

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