Por Víctor Sánchez Baños

En México hay 2.5 millones de alumnos de primaria con capacidades sobresalientes y sólo el 7% ha recibido atención oficial. Nuestros impuestos no sirven para apoyar a los jóvenes valores y en cambio se destinan a actividades de los partidos políticos.

Ante el abandono de nuestras mentes brillantes urge modificar la Ley General de Educación, PARA creación de un instituto autónomo especializado para la atención de los niños y jóvenes sobre dotados, que cuente con un consejo integrado por especialistas en la materia.

No sólo para destinar dinero, sino para crearles condiciones educativas suficientes para continuar con sus estudios.

Desafortunadamente en el país, a través de Conacyt y otras dependencias gubernamentales como Banxico, se otorgan becas a los hijos de funcionarios públicos que estudian en el extranjero y en las mejores universidades del mundo. Tal es el caso de Carlos Salinas, Pedro Aspe, Ernesto Zedillo, entre muchos, pero muchos más, que recibieron recursos públicos y que no devolvieron el dinero al erario.

En cambio mentes brillantes son abandonados por el gobierno y por instancias gubernamentales y, en el mejor de los casos, simplemente les orientan a universidades mexicanas. No los becamos para que logren con mejores maestros, escalar a posiciones de poder en el país.

O, estimado lector, dime qué funcionario público con títulos logrados en MIT, Standford, Yale y universidades europeas, lograron calificaciones de excelencia, motivo por el cual lograron becas y no por ser hijo de un potentado.

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