Por Víctor Sánchez Baños

En marzo, y con base en información del INEGI y el Banco de México, la balanza comercial registró un déficit de 1,410 millones de dólares. El gasto de los mexicanos en el mundo marca una tendencia alcista derivada de la compra de alimentos y productos terminados, así como combustibles.

Este déficit (que representa que importamos más productos que los que expotamos), el más grande desde julio del año pasado y un Peso débil ante el Dólares no nos ha ayudado en lo más mínimo ya que no se dispararon, como esperaban los políticos, con la devaluación de nuestra moneda.

El déficit petrolero sigue creciendo alcanzando 1,654 millones de dólares, mientras que el superávit no-petrolero disminuyó 244 millones de dólares, respecto al superávit de 903 millones de dólares en febrero.

Las exportaciones manufactureras crecieron en sólo 3 meses 8% anualizado. Las importaciones de bienes intermedios no-petroleros crecieron 10.1%.

En general las exportaciones no-petroleras siguen mostrando fuertes crecimientos en comparación con los mismos periodos del año anterior. Sin embargo, se empieza a percibir cierta disminución en el dinamismo de los últimos tres meses frente al trimestre inmediato anterior.

En síntesis, los mexicanos compramos para sobrevivir y poco para invertir en sistemas productivos, lo que nos convierte en importadores de bienes y servicios que no producimos a satisfacción de las demandas del mercado.

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