Por Víctor Sánchez Baños

Actualmente en México existen más de 52 millones de personas en condiciones de trabajar. De este universo conocido como la Población Económicamente Activa (PEA), 2.3 millones de personas carecen de empleo. De los casi 50 millones que sí tienen un trabajo, 21 millones se encuentran en la formalidad, mientras que 28.8 millones están en la informalidad, de acuerdo al INEGI.

“Del total de la PEA, 32.4 millones son hombres, en tanto que 19.7 millones son mujeres. Las disparidades que existen son de llamar la atención”, de acuerdo a la empresa GINgroup, especializada en la administración de capital humano, presidida por Raúl Beyruti Sánchez

Una de las cifras que más sorprende es que del grupo de trabajadores que perciben un ingreso de cinco o más salarios mínimos, sólo 29% son mujeres, mientras que 71% son hombres.

Por si fuera poco, sólo en 3 actividades productivas prevalece una mayoría de fuerza laboral femenina, y son las de trabajadores del servicio doméstico con 90%, trabajadores de la educación con 61%, y trabajadores de apoyo en actividades administrativas con 59%. En el caso de las percepciones salariales de profesionistas ocupados, de los cuales 59% varones y 41% mujeres, el 34% son mujeres y reciben más de 5 salarios mínimos. Un caso similar es el de los puestos que ocupan funcionarios y directivos de los sectores público, privado y social, en el que 66% de los empleos los ocupan hombres, y en las percepciones representan el 70%.

Al final de cuentas, las mujeres son pocas en los niveles directivos y ganan menos. Injusto, a todas luces.

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