Por Víctor Sánchez Baños

Los gobernantes, carentes de imaginación y creatividad, siempre buscan el camino fácil para obtener recursos fiscales. No les importa si tienen limitaciones por los cabildos, en el caso de presidentes municipales, o delos Congreso locales, en cuanto a los gobernadores.

Empresas perfectamente estructuradas acuden con los políticos y les estimulan su ambición mediante moches y participaciones periódicas de las utilidades.

Uno de esos caminos es la instalación de parquímetros en las principales ciudades del país. En la Ciudad de México, una empresa comparte con el gobierno de Miguel Mancera, el alquiler de las calles. Primero iniciaron en las calles de la Delegación Cuauhtémoc y posteriormente van a otras delegaciones.

Si estas cargas económicas al consumidor, a la sociedad pues, fueran directamente para su bienestar, sería bienvenida, pero la alarma es en cuanto a la transparencia. Son facturaciones que hacen las empresas y no hay cuentas claras a la comunidad. Es más, no se conocen los datos de autos infraccionados (ya que se le paga directamente a la empresa a través de tiendas de conveniencia o bancos), ni los costos que hacen los gobiernos con cargo al erario para apoyar a esas empresas que muchas veces sin viles con la sociedad.

Abusos cotidianos con parquímetros. Pronto hablaremos sobre las fotografías para infraccionar. Otro trinquete.

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