Por Víctor Sánchez  Baños

Pese al presidente electo de los Estados Unidos, no logrará disminuir la tendencia globalizadora de sus más importantes empresas. Por un lado United Tecnologies, uno de los principales proveedores de la industria aérea bélica del gobierno de Estados Unidos, no invertirá otros 60 millones de dólares en su planta de Monterrey, Nuevo León, entidad gobernada por Jaime Rodríguez.

Las galletas Oreo, propiedad de Nabisco, una concentradora de negocios de snacks perteneciente a Mondelēz International, con el liderazgo de Irene Rosenfeld, no dejará de invertir en México ni en otras naciones donde tiene operaciones. Transportar sus productos le saldría más oneroso que el 35% que pretende imponer Trump.

Por si fuera poco Walmart, anuncia inversiones por 1,300 millones de dólares en México. El anuncio tomó una especial trascendencia luego que el director general de Walmart México, Guilherme Loureiro, lo hizo ante el presidente Enrique Peña Nieto. Así, o más intenso.

A todo se suma una serie de inversiones que anuncia empresas poderosas de la Unión Americana. Esto es lo que se llama “revolución silenciosa”.

Ni el espíritu estatista de Trump frenará la obtención de utilidades, que es el objetivo del capitalismo que tantas utilidades le ha dejadop.

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