Por Víctor Sánchez Baños

Sólo en 2015 la industria farmacéutica generó en el país 90,400 empleos directos e indirectos; de ellos, un gran porcentaje requirió de alta especialización. Desafortunadamente, sólo 17% de los egresados tienen licenciatura, 1% maestría y 0.06% doctorado, mientras que 3 de cada 10 mexicanos con posgrado se van al extranjero, lo que incrementa la “fuga de cerebros”.

Según Miguel Salazar, Presidente y Director General de Boehringer Ingelheim México “para cumplir las exigencias de esta nueva generación debemos entender sus características y demandas. Cuando vemos sus objetivos de carrera sabemos que tienen alta correlación entre satisfacción y propósito, por lo que elegirá organizaciones con gran impacto social más allá de su éxito financiero”.

Además, 20% de los empleados ya no quieren hacer carrera permanente en una compañía, sobre todo por falta de desarrollo profesional y malos jefes, y los más calificados se han vuelto selectivos[ii]. Por eso, es vital que las empresas dejen de ser conservadoras para generar esquemas laborales flexibles y dinámicos que les den satisfacción y sentido de pertenencia, sobre todo contemplando que actualmente muchos trabajadores pertenecen a la generación Millenial, estas personas de entre 20 y 35 años de edad que son altamente sociales, emprendedores, con gran sentido social, con nuevas exigencias y que, según proyecciones internacionales, para el 2020 representará el 75% de la fuerza laboral del planeta.

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