Por Víctor Sánchez Baños

Según el Ejecutivo y el Legislativo, el Paquete Económico 2017 preserva la estabilidad macroeconómica y está diseñado para hacer frente a los retos que representa este entorno para las finanzas públicas, basándose en supuestos prudentes y realistas. Claro, en ello está incluido Donald Trump.

Para mantener la trayectoria de consolidación fiscal y evitar que la deuda continúe creciendo, el Paquete Económico 2017 promueve un ajuste importante al gasto programable. En consecuencia, no se crearon nuevos impuestos, ni se incrementaron las tasas de los ya existentes, en cumplimiento del Acuerdo de Certidumbre Tributaria.

Hay optimismo para el 2017. El Producto Interno Bruto podrá registrar un crecimiento anual de entre 2.0 y 3.0 por ciento (raquítico). Asimismo, proyecta una inflación de 3% (que difícilmente se alcanzará con el aumento de los combustibles y energía); y un tipo de cambio nominal promedio de 18.2 pesos por dólar durante 2017 (lo que ya está superado en más del 12%).

Para estimar los ingresos petroleros de 2017, se utilizó un precio promedio de la mezcla mexicana de crudo de exportación de 42 dólares por barril (elevado respecto a la realidad, ya que podría estar por los 35 dólares).

Realmente las metas son difíciles de alcanzar en un año que pinta difícil por el entorno económico y diplomático, además de ser preámbulo de elecciones presidenciales.

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