Por Víctor Sánchez Baños

El reflejo del desliz del secretario de Educación, Aurelio Nuño, que confunde la expresión leer como “ler”, es la cantidad y calidad de la lectura en el país.

De acuerdo al INEGI, los mexicanos leemos 3.8 libros, en promedio al año. Sin embargo, el ranking de América Latina nos coloca en una posición dramática. El mejoramiento de las naciones se ve en los libros que leen sus habitantes.

Chile, una nación que tiene un notable mejoramiento en su bienestar en el continente; leen 5.4 libros; Argentina 4.6, Colombia 4.1 y Brasil 4, de acuerdo a “El Libro en Cifras” de CERLALC. En estos países se aprecia que la cultura es valorada y, especialmente, se refleja en el gasto público.

Las campañas para estimular la lectura no se logra mediante políticos o artistas de medio pelo que demuestran su ignorancia en los papeles que realiza. Las campañas son en las escuelas y los medios de comunicación. Leer puede sacarte de la pobre e incluso de la miseria. Hoy, con el uso de las tecnología de comunicación se puede leer en línea y gratis.

Sin embargo, desde la administración de Ernesto Zedillo, cuando fue secretario de Educación, poco interés le puso a la lectura. Ahí están los resultados de la mediocridad de casi todos los sectores productivos del país.

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