Por Víctor Sánchez Baños

 

Es común observar que muchas personas toman sus bebidas con popotes y que miles, millones de personas mascan chicle y lo tiran en la calle. Por si fuera poco, las colillas de los cigarrillos forman parte de la basura cotidiana. Estos artículos producen al año, en todo el país, más de 7 mil toneladas de desechos que en casi su totalidad tiran en la calle y tapan coladeras.

Lo chicles, popotes y las colillas de cigarros parecen inofensivos, pero provocan también daños a la salud que se refleja en gastos médicos; inundaciones y el levantarlos de las calles. Hay algunas cifras que no están confirmadas, pero pueden estimarse en más de 700 millones de pesos; suficientes para construir 15 escuelas o 2 hospitales de alta tecnología.

En días pasados el senador por el PAN, Ernesto Cordero Arroyo, propuso exhortar al gobierno federal el disminuir el uso de los popotes, ya que su uso irracional genera un problema ambiental muy grave a nivel local e internacional, ya que la cantidad de plásticos en la superficie planetaria es “alarmante”. A ello deben agregar las colillas de cigarros y los chicles que, por falta de higiene y cultura, mucha gente la tira en la calle.

Se trata de un problema grave en materia sanitaria; altos costos para limpiar los sistemas de drenaje que obstruye esa basura; los graves daños al medio ambiente y, por si fuera poco, afecta la salud de decenas de millones de mexicanos.

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