Por Víctor Sánchez Baños

 

La Condusef, que preside Mario di Constanzo, detectó un incremento desmedido de los fraudes mediante “pirámides”. Defraudadores convencen a sus víctimas de atraer víctimas. Entre más llevan, más dinero ganan, pero al final los que pierden son los últimos que llegaron.

Cuatro de cada 10 mexicanos aún utiliza mecanismos informales para ahorrar su dinero. Varían desde las “tandas”, hasta caer en manos de vivales con las llamadas “pirámides”. Los participantes son atraídos con promesas de obtener altas ganancias, muy superiores a las de la banca formal. Los que ganan enormes sumas de dinero son los organizadores.

Uno de esos sistemas es el llamado “flor de la abundancia”, que opera en Nuevo León y Coahuila. Hay miles de víctimas que perdieron sus ahorros. Lo mismo ocurre con otros conocidos como Células de Gratitud, Bolas Solidarias, Círculo de la Prosperidad, Rueda de la Amistad y Mándala, en Morelos, Puebla y Ciudad de México.

El dinero no se multiplica por sí mismo. Se necesita un sistema financiero donde las utilidades no son espectaculares. Todo aquello que promete intereses irreales, ten desconfianza. No existen.

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