El sistema financiero mexicano se debe preparar para implantar en el corto, mediano y largo plazos los cambios estratégicos que demanda el cambio climático, tanto a nivel administrativo, social y estratégico, para minimizar los riesgos en las carteras de activos que administra.

Este día el Banco de México (Banxico) y la Organización de Naciones Unidas (ONU), a través del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), presentaron el reporte “Riesgos y oportunidades climáticas y ambientales del sistema financiero de México: Del diagnóstico a la acción”.

El documento convoca a las instituciones financieras mexicanas a realizar un esfuerzo colectivo para incorporar los temas ambientales y sociales en sus estrategias de evaluación de riesgos y gobierno corporativo.

Los resultados del documento se basan en una encuesta detallada aplicada a altos funcionarios de más de 60 instituciones y consideran cerca de 90 por ciento de la cartera de crédito del sistema bancario, 80 por ciento de los activos reportados por los gestores de fondos a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), 90 por ciento de los activos bajo gestión de las Administradoras de Fondos para el Retiro (AFORE), así como el 44 por ciento de los activos reportados por las compañías de seguros.

“El informe evidencia que la participación de la alta dirección como de los consejos de administración es fundamental a efecto de preparar a las instituciones financieras para la esperada transformación estructural de la economía asociada con los riesgos y las oportunidades ambientales y sociales”, cita el documento.

Las instituciones financieras deberán reforzar las competencias de gobernanza y establecer un mapa de ruta a nivel de consejo de administración para integrar los riesgos y las oportunidades ambientales, sociales y de gobernanza en las estrategias tradicionales de negocios y de administración de riesgos y reportar a los actores relevantes y reguladores sobre dichos temas.

Asimismo, las instituciones financieras necesitan comprender y administrar mejor la información ambiental y social relevante, establecer las competencias adecuadas para procesar dicha información e implementar políticas sobre transparencia y divulgación.

El documento destacó que las instituciones financieras puedan también desarrollar capacidades y estrategias de análisis de escenarios para enfrentar este nuevo requerimiento de negocios amigables con el medio ambiente.

“Está claro que necesitamos gestionar el riesgo mucho mejor de cómo lo hacemos actualmente, y esto se vuelve más vital en el contexto del cambio climático, que sigue siendo el desafío existencial que enfrenta la humanidad. Las instituciones financieras que tengan suficientemente en cuenta el riesgo climático podrán garantizar la sostenibilidad de sus carteras a largo plazo. Este estudio ofrece recomendaciones útiles para las instituciones financieras y los reguladores en preparación para el futuro”, dijo Inger Andersen, Directora Ejecutiva del PNUMA.