Arturo Herrera, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) participó este jueves en la Junta de Gobernadores del Fondo Monetario Internacional (FMI), en la que representó a México, Colombia, Costa Rica, El Salvador, España, Guatemala, Honduras y Venezuela.

Lo anterior en el marco de las reuniones de primavera del FMI, que este año se realiza de manera virtual debido a la pandemia.

Herrera publicó en Twitter que, en la reunión virtual, los participantes revisaron y ratificaron la estrategia del FMI para atender los problema de liquidez que ha generado la pandemia del COVID-19.

Esto en un escenario en que los flujos de cartera a los mercados emergentes han representan una reversión muy marcada. Las salida de capitales extranjeros de emergentes alcanzó un récord de poco más de 100 mil millones de dólares (MMDD) desde el 21 de enero al cierre del primer trimestre.

De acuerdo con Herrera, hay una gran necesidad de liquidez para estabilizar economías y mercados. Asimismo, recordó que la estrategia del Fondo comprenderá préstamos por hasta 1 billón de dólares, (mil millones) préstamos con tasas de interés subsidiadas a países de bajos ingresos (ingreso per cápita menor a 1.175 dólares), así como la moratoria de pagos de capital e intereses de la deuda de países de bajo ingreso.

Mientras que, en el caso México tiene contratada una línea de crédito flexible por hasta 61 MMDD. Por separado, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, dijo en una conferencia que hay mucha incertidumbre sobre la forma que tomará el futuro del mundo. “Estamos en esta crisis juntos y podemos aprovecharla como una oportunidad para construir el futuro juntos”.

El martes, el FMI recortó las expectativas de crecimiento para la economía mundial, para la que ahora espera una contracción de 3 por ciento, mientras que para México prevé una caída de 6.6 por ciento.

Agregó que muchos países se enfrentan a graves desafíos, incluidos suministros y capacidades médicas limitados. En particular, muchos mercados emergentes y países en desarrollo se enfrentan a fuertes caídas en la demanda de exportaciones y los precios de los productos básicos, grandes salidas de capital, escasez de divisas y el aumento de la carga de la deuda.